DISFRUTA DE UNOS DIENTES BLANCOS COMO EL PRIMER DÍA.

El blanqueamiento dental es un tratamiento estético que el paciente demanda cuando quiere lucir en su sonrisa un color más blanco, luminoso, consiguiendo una imagen más joven y bonita.

Los dientes modifican su color con el paso del tiempo, debido a colorantes alimenticios: café, vino, tabaco; esto se debe principalmente a que el esmalte dental posee una estructura cristalina microscópica, y entre cada prisma del esmalte se acumulan con el tiempo diferentes partículas o impurezas que “ensucian” la superficie del diente. El blanqueamiento dental trata de eliminar estas impurezas de forma controlada mediante agentes químicos, generalmente peróxido de hidrógeno o de carbamida.​ Es un tratamiento indoloro, no agresivo, muy eficaz y permite conseguir resultados muy satisfactorios. A veces el proceso puede producir una ligera sensibilidad al frío, pero es algo temporal, en unos pocos días la sensibilidad desaparece.​

Está indicado en aquellas alteraciones del color de los dientes producidas a causa de la alimentación y los hábitos. No servirá de mucho el blanqueamiento en dientes teñidos por caries, traumatismos o medicación, como es el caso de las tetraciclinas. Por ello es importante el diagnóstico.

Procedimiento

El procedimiento consiste en tomar unos moldes de la boca del paciente y confeccionar unas férulas o dispositivos de plástico muy blando con la forma particular de los dientes. Al paciente se le entregan, junto con las férulas, unas jeringas de gel. El tratamiento se realiza en casa, generalmente por la noche, mientras el paciente duerme, y suele durar de 7 a 14 días. El uso nocturno de las férulas de blanqueamiento es sencillo y no interfiere con las actividades de la boca durante el día, pero durante los días que se use se deben evitar los alimentos que generen más tinciones.​
Es conveniente hacer un refuerzo cada 3-5 años para mantener el tono, ya que con el tiempo los dientes vuelven a teñirse debido a los colorantes alimentarios.​